La adicción al sexo suele radicar en un trastorno psicológico por el cual la persona tiene el deseo de tener relaciones sexuales de una forma demasiado frecuente, y siempre por la búsqueda de la satisfacción de uno mismo. A estas personas se las llama ninfómano o ninfómanas, por el hecho de anteponer la satisfacción de uno mismo y de placer por la práctica del sexo, por delante de otras necesidades primarias, y que ocupan su mente gran parte del día, terminando por conllevar una serie de consecuencias negativas.

La ninfomanía viene marcada, como la adicción a la cocaína, por un cambio en el comportamiento del cerebro, llevando a la persona a una sobreestimulación de algunos factores sensoriales durante la práctica del sexo. La adicción al sexo se da por la acción de neurotransmisores en relación a una sustancia: dopamina, noradrenalina, oxitocina, y betaendorfinas, la misma serie de elementos químicos que nuestro cerebro y cuerpo segregan cuando se experimenta el orgasmo, así como los sentimientos relacionados con la práctica del sexo.

Esta conducta compulsiva lleva a la persona a practicar una promiscuidad, pues termina por no importarle con quién practica el sexo. Esta ninfomanía lleva a que el hombre o mujer, sea cual sea el caso, termine por practicar conductas de riesgo acompañadas por un cambio de pareja y hábitos sexuales de forma habitual, casi rutinaria.

Estamos hablando de una adicción al sexo cuando la persona necesita de esta satisfacción para con uno mismo, durante gran parte del día a día. Esta conducta ninfómana acaba por llevar al ninfómano a una actitud negativa cuando no puede encontrar una “solución” rápida para estas necesidades.

Un pensamiento constante sobre el sexo lleva al ninfómano a tener fantasías sexuales de forma continua, llegando a hacerle depender de ellas para poder mantener un estado de ánimo alegre. Muchas veces, cuando no se puede dar una respuesta física o suplir estos pensamientos con otros, se genera una negación de la persona ante esa frustración que puede hacerle desarrollar conductas violentas, depresivas o negativas ante otros episodios de su vida.

Síntomas de la adicción al sexo

La adicción al sexo se puede identificar de una forma más sencilla que otras adicciones, pues la persona lleva un estilo y ritmo de vida donde tiene una actividad sexual excesiva, habitualmente promiscua y sin poder poner un control sobre ésta. El ninfómano ve normal optar por este modelo de estilo de vida, sin tener en cuenta cuáles son las verdaderas razones de esta actividad.

Los deseos de cualquier ninfómano o ninfómana son fruto de una falta de control personal. El hecho de estar todo el día pensando en cómo poder satisfacer su adicción al sexo lleva a una falta de concentración, tanto en el trabajo como en cualquier actividad sencilla que realice en su rutina diaria.

La ninfomanía genera unos rasgos adictivos en el comportamiento de la persona, a una búsqueda continua de poder, plenitud e incluso de cierta alucinación amorosa por parte de quien la sufre.

Algunos de los síntomas que se pueden analizar al someter a la persona a un test de adicción al sexo son:

  • Sentimientos continuos de vacío.
  • Desesperación cuando sus necesidades de placer no son satisfechas.
  • Desesperanza ante la situación.
  • Depresión.
  • Ansiedad.
  • Inquietud.
  • Irritabilidad.
  • Insomnio.

La hipersexualidad en las personas ninfómanas les lleva a temer por su nivel de “status social” si no dan una respuesta a estos impulsos. En este caso, cuando hablamos de “status social” nos referimos más bien a los estados de ánimos de la persona, por el hecho de no querer estar fuera de los niveles de lo que se correspondería con una persona que se encuentre dentro de su círculo de confianza y/o amistades.

Una vez se han analizado los resultados del test a la adicción al sexo, es importante tratar la hipersexualidad de la persona en cuestión con atención profesional psiquiátrica y psicológica.

La promiscuidad de los adictos al sexo hace que muchas veces ponen en peligro sus relaciones de pareja, pues optan por tener también actividad sexual con personas aleatorias y/o “anónimas”. De esta forma se aumenta el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual (ETS) sin que ellos mismos sean conscientes de que estar poniendo en riesgo tanto su salud, como la de todas sus parejas sexuales.

Estas personas también suelen optar por un consumo compulsivo de pornografía, así como por los servicios de strippers o prostitutas, pues no conocen límites para poder parar lo que les pide el cerebro, así como la química de su cuerpo.

Tratamiento

Para superar la adicción al sexo hay que ser muy conscientes que el primer paso para poder poner fin a este problema es el hecho de ganar control sobre uno mismo. Se tiene acabar con la hipersexualidad a través de trucos con los que poder sortear las necesidades primarias de cerebro, y tener muy claro que la persona que padece la ninfomanía va a tener que sumergirse en un período de abstinencia sexual.

Algunos consejos para dejar la adicción al sexo pasan desde pastillas para controlar la ansiedad que se gener al no poder dar una respuesta a este impulso del cerebro, hasta poder acudir a la consulta de un especialista en salud mental varias veces a la semana. Como en muchos tipos de adicciones, la mente juega un papel fundamental y protagonista en este desorden sexual, llegando a considerar a la ninfomanía una adicción de conducta porque no está implicada ninguna sustancia química.

En muchas ocasiones el autocontrol y la disciplina no siempre son fáciles de conseguir, y menos viviendo en una sociedad hipersexualizada. Es indispensable saber que las personas ninfómanas, aunque parezca que se encuentran en la buena dirección con su tratamiento para dejar la adicción al sexo, pueden recaer en cualquier momento, ante los activadores más simples que podamos imaginar.

Algunos remedios para dejar la adicción al sexo también pasan por llevar un control del tiempo que los ninfómanos pasan online, así pueden distraer la mente con otras actividades diferentes, y pueden recibir menos estímulos o tentaciones de poder recurrir a contactar con alguien para tener sexo esporádico por su promiscuidad.

Apps de ayuda

En esta misma línea existe una app para dejar la adicción al sexo que ha sido de gran utilidad para muchos adictos, y que es una de las aplicaciones de referencia cuando se requiere de un control extra para evitar cualquier impulso para consultar porno o disminuir el tiempo online:

  • Porn & Sex Addiction Support: como otras aplicaciones para adictos, crea una comunidad fuerte alrededor de las personas que están luchando contra impulsos obsesivos, así como a llevar un buen seguimiento de cuál está siendo el proceso de “desintoxicación”.
    Como muchos ninfómanos y ninfómanas sienten un tabú alrededor de hablar y preguntar sobre este tipo de adicción, esta app también proporciona información, noticias, podcasts y vídeos para dar respuesta a las preguntas habituales entorno a la adicción al sexo.

Muchas personas optan por ligarse a hacer deporte como otra forma de canalizar su energía, además sirve para eliminar todas esas endorfinas que el cuerpo segrega y sometían al cerebro a un estado de obsesión por practicar sexo. También existen otras actividades para poder mantener a la mente ocupada como pueden ser clases de música, arte o pintura, con las que redirigir el foco de atención y concentración.